10 trucos para hablar con tus padres

¿Te sientes culpable porque nunca le dices nada a tus progenitores (pero poca cosa) y quieres solucionar la situación? Pues te conviene llevarte bien con tus jefes, tienen la sartén por el mango, y todo irá mejor. Exploramos 10 trucos para hablar con tus padres.



Reconozcamos que la vida moderna te deja poco tiempo, tienes que ir al instituto bastantes horas, luego actualizar las redes sociales, hacerle algo de caso al chico que te quita el sueño para ver si cae ya de una vez (que se resiste el muy…), ir de compras, jugar a los videojuegos y quedar con las amigas. Y claro, cuando te has dado cuenta se ha pasado ya el día y no te ha dado tiempo a hablar con tus padres, con lo importante que es llevarte bien con ellos para conseguir ventajas y que no te pongan trabas cuando necesitas algo. Y también porque en el fondo les aprecias y todo eso, bla, bla, bla, y porque necesitas que estén ahí por si acaso. El caso es que te remuerde la conciencia porque nunca les dices nada, más allá de "ay, mama, no me gusta nada ese peinado que te has hecho", o "¿ya están lavados mis vaqueros?". Caray, si desarrollo conversaciones por chat más largas con chicos que viven en Argentina, y he tenido mascotas con las que he hablado más que con ellos. Qué vergüenza.

El caso es que te habrás propuesto alguna vez mantener la comunicación, para que no digan que no les tienes cariño y vas a tu bola (bueno, la verdad es que sí, yo por lo menos voy a mi bola, y así seguiré, pero me fastidia que piensen eso). Aún así no resulta fácil, porque ellos son… Ya sabes… De otra generación. ¡Si hasta responden en otro idioma! Por esa razón recopilamos 10 trucos para hablar con tus padres.

1. Cualquier pretexto vale para empezar. Si estás deseando iniciar una pequeña charla, un simple "¿qué hay para cenar?" produce que al menos intercambies unas palabras con ellos. No hace falta que te rompas mucho la cabeza, tampoco es cuestión de decir tonterías, pero si no se te ocurre nada un sencillo "¿cómo te ha ido la tarde?" bastará. Cuidado porque si hasta ahora no tenías costumbre de hacerlo, pensarán que les vas a pedir dinero. Adviérteles que no quieres nada.

2. Ponles al día de temas que te preocupen. Lógicamente, existen asuntos que no te apetece nada sacar, como que espías a tu vecino buenorro con prismáticos cuando se va a meter en la ducha. Pero otros que puedan parecer espinosos no lo son tanto si se los das a conocer. Por ejemplo, cuando voy mal en matemáticas siempre se lo cuento, pues resulta muy útil, ya que se esfuerzan sinceramente en ayudarte. Aparte, piensan que estás haciendo un gran esfuerzo para aprobar, y si al final llegas a suspender, apreciarán que por lo menos te estés dejando los piños, y la noticia les chocará menos porque se lo esperaban. 

3. Muestra interés hacia cosas que les gusten a ellos. Sí, sabemos que los geranios que tanto apasionan a tu padre te traen al fresco, pero pregunta de vez en cuando por ellos. No se trata de que mientas y le digas que te encantan, si acaso confiésale que a ti no te despiertan la misma ilusión, y que estás intentando entender su devoción. No te cierres, si te hablan de asuntos desconocidos como grupos musicales de su época, quizás esos "Queen" o "Duncan Dhu" no estaban tan mal (o igual son un rollo, cualquiera sabe).


4. Comparte lo que te guste a ti. De la misma forma, no está de mal que les ilustres un poco sobre lo que se lleva ahora. Lo valorarán porque así pueden dársela de enrollados.

5. Trata de adoptar su lenguaje. He notado que a veces si dices que te vas a Mordor, o que te han hecho un next no acaban de enterarse bien, a saber por qué. Trata de traducir lo que dices a su idioma, aunque esto nunca resulta sencillo.

6. Haz preguntas abiertas. Si quieres que las conversaciones sean más largas, debes plantear cuestiones que den algo de juego, en vez de aquellas que se respondan con un "sí" o un "no". Por ejemplo, si le dices a tu madre que quieres saber qué libros leía cuando tenía tu edad, posiblemente se enrolle un rato con el tema. Y hasta se emocionará recordando el pasado.

7. Ve poco a poco, y hasta donde te sientas cómoda. Si no tienes el hábito de abrirte cuando charlas con ellos, no es plan de proponerte a ti misma que les tienes que soltar de golpe todas tus intimidades. Empieza con cosas intrascendentes y poco a poco igual puedes confesar algo que te cueste más. Nunca deberías cruzar tu zona de confort y explicar algo que después te va a hacer sentir incómoda.

8. Sitúales acerca de detalles de tu vida. Si les explicas con un poco de paciencia quién es Elena, la hermana de tu mejor amiga, y por qué te cae mal Soraya la bocazas, por poner dos ejemplos aleatorios, acabarán aprendiéndose las cosas que te importan, y entenderán mejor lo que te suceda cada día. Con el paso del tiempo, estarán al tanto de muchos temas, y ellos mismos te consultarán a ti si la tal Soraya sigue dando la lata.

9. Acostúmbrate a hablar con tus padres regularmente. Mejor si lo haces todos los días, porque cuanto  más lo hagas, más sencillo te resultará. De hecho, si siempre nada más llegar estás un rato con ellos, lo echarán de menos cuando no lo hagas e irán a buscarte. Conforme pasa el tiempo comenzarán a saber cosas sobre ti, y ellos mismos se interesarán por detalles como si te han aceptado en el grupo de teatro del instituto, etc.

10. Sé positiva y evita las discusiones. Se trata de mantener el buen rollo, o sea que debes hacer un esfuerzo para intentar que la conversación no acabe con un cabreo. Si dice algo con lo que no estás de acuerdo no es que debas tragar, trata de exponer tu punto de vista. ¿Que no deja que le digas tu opinión? Pues no le das la razón, ni te cabreas, mejor sugieres que "es cuestión de opiniones como todo" y ya está. Por supuesto, por mucho que te lleven los demonios, evita gritar y soltar tacos o expresiones malsonantes, porque para eso mejor no haber iniciado la conversación.

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